"El año pasado se terminó de aplicar la recomposición que se había iniciado a principios de 2017, definidas en las revisiones tarifarias integrales (RTI). En los balances de las empresas, no incide el precio mayorista de la energía, que se traspasa al usuario final; pero lo que sí incide son los márgenes de distribución o transporte regulares que fueron discutidos a fines de 2016 y se revisaron en 2017 y que se implementaron paulatinamente en dos años. Era lo que les iba a permitir a las empresas tener una rentabilidad normal a fines del año pasado", explicó Santiago Urbiztondo, economista de FIEL.

Los ingresos de la empresa aumentaron un 36% por la aplicación de los nuevos cuadros tarifarios con vigencia a partir del 1° de febrero de 2017. A comienzos del año pasado, se comenzó a reconocer el incremento en el Valor Agregado de Distribución (VAD) en 48 cuotas que se repartirán hasta el 21 de enero de 2022. Además, en el ajuste del VAD de agosto de 2018 se acordó la aplicación de un 50% del incremento (7,95%) y se recuperará la parte restante en seis cuotas a partir de febrero de 2019.
Con todo, Edesur reconoció que las ventas de energía en 2018 disminuyeron frente a 2017 como resultado, entre otras cosas, del contexto de mayores tarifas e inflación en un entorno de caída de la actividad económica.

"No debemos esperar rentabilidades exorbitantes producto de que los aumentos fueron enormes desde 2015 porque el punto de partida fue un artificio irreal e insostenible de obligar a las empresas a tener pérdidas", aseguró Urbiztondo. Según el economista, lograr un esquema de "rentabilidad normal" de las empresas —que según las RTI debería rondar un 14%— hoy se ve complicado por el tipo de cambio real.

"Lo inesperado en las revisiones de tarifas que se definieron a fines de 2016 y principios de 2017 es que el tipo de cambio real aumentó mucho. La inflación fue del 50% y el dólar duplicó esa suba y en el medio los salarios aumentaron menos que la inflación", detalló Urbiztondo. "Como los precios de la generación de la energía están en dólares, pero no el transporte y la distribución, el problema no se puede eliminar pero sí se puede acotar", agregó.
Cabe destacar que las tarifas de electricidad se ajustan por una fórmula con varios factores (índice de salarios, índice de Precios Mayoristas y el índice de Precios al Consumidor Nacional).

"El año que viene la rentabilidad de las empresas debería estar normalizadas, según lo previsto en las RTI. Pero va a ser complicado por varios años porque fue muy grande el deterioro de reglas y de precios. En un contexto recesivo va a ser conflictivo", aseguró el economista. Además, recordó que se espera que a partir de 2020 las compañías reciban un "sobrepago" como consecuencia de que el ajuste de tarifas se haya hecho en forma gradual, que impactará en torno al 5% en la tarifa final.

Se estima que hoy 10% del salario de las familias de clase media se destina al pago de servicios públicos y 5% para las de clase más alta. "Es un porcentaje relevante. Antes tenías 5 puntos de PBI en subsidios y se bajó a 2. Esos 3 puntos de diferencia se pagan vía tarifas y es menor el ingreso disponible de los usuarios", agregó.

A partir de la visita de una misión diplomática francesa en 2016, Argentina empezó a apostar por la producción de electricidad por medios más sustentables, una clara respuesta a la necesidad de formas más competitiva de producción. Pero es cierto que aún falta coherencia de parte del gobierno para brindar el respaldo mínimo necesario.